sábado, 21 de noviembre de 2015

Hadas. El cuento personalizado de Jimena e Isabel


Fueron los ciervos los primeros en comprobar que algo parecido a una estela dorada brotaba de su columna. Algo maravilloso y sorprendente a lo que no supieron dar respuesta.
El haz dorado se extendió más y más, trazando delicados pliegues que poco a poco confirieron la forma de dos grandes alas.

Y, de pronto, como si tuvieran vida propia, las alas comenzaron a agitarse tímidamente hasta que se desplegaron por completo convirtiendo a las pequeñas en dos preciosas ninfas, dos hadas majestuosas que todavía no entendían aquel suceso mágico.

Muy pronto, sin apenas darse cuenta, las alas formaban ya parte de ellas, como si siempre hubieran estado allí, como si no hubiera podido ser de otro modo; y se elevaron sobre el cielo de la noche hasta alcanzar la luna y las estrellas.

Hadas, Jimena & Isabel
Blanca I. López Tejada




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