miércoles, 4 de febrero de 2015

Patines




Cada noche, antes de volver a casa, el señor Popov guardaba los patines en su caja y estos dormían profundamente. Entonces soñaban que una patinadora los rescataba, los llevaba con ella y juntos actuaban sobre la pista de un prestigioso palacio de hielo azul.
Pero, a la mañana siguiente, el anciano Popov regresaba, abría de nuevo la caja, y la patinadora, el palacio de hielo, el público, todo se esfumaba y tan solo quedaba el recuerdo de lo soñado en su fantasía.



                           Patines, Blanca I. López Tejada

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