domingo, 10 de noviembre de 2013

El tamborcito rojo





          Todas las noches el pequeño tambor soñaba que desfilaba junto a una importante orquesta haciendo repiquetear su parrapam por las calles, pero después despertaba y se ponía muy triste. Un famoso artesano de instrumentos musicales lo había fabricado minuciosamente en su taller y después el tamborcito había ido a parar al expositor de una juguetería rusa, donde compartía espacio con dos patines para el hielo, un tutú rosa  y un parque de atracciones en miniatura.

Cuando los niños veían el pequeño tambor desde el escaparate, entraban corriendo a la tienda para contemplarlo de cerca. Todos querían llevárselo puesto, pero cuando se lo anunciaban a sus madres, éstas se negaban en rotundo:

        - ¡Un tambor en casa! Ni hablar.

Argumentaban que el tambor era un instrumento demasiado molesto que provocaría la queja de los vecinos.

El pequeño tambor entonces se entristecía porque veía cómo su sueño se alejaba más y más. [...]

                                                 El Tamborcito Rojo, Blanca I. López Tejada

No hay comentarios:

Publicar un comentario